TRABAJO MONOGRÁFICO 15/10/10 GUIÓN.LO HEMOS VISTO
Trabajos monográficos
Realizar un trabajo por escrito no consiste en copiar unas páginas de un libro distinto al que utilizamos como texto o incluso de varios libros por muy buenos y novedosos que éstos sean. El trabajo monográfico no es una mera copia sino que, a ser posible, deberá aportar datos nuevos sobre el tema; en caso contrario al menos se le debe dar un enfoque personal en el que aparezca una valoración original, la propia visión sobre el asunto de quien realiza el trabajo, algo que lo diferencia del trabajo de los demás.
GUIÓN DIDÁCTICO.- A continuación se indican los pasos que se pueden seguir para la elaboración de un trabajo por escrito:
1) Elección y delimitación del tema. Muchas veces el tema nos vendrá impuesto. En caso contrario, entre los temas posibles elegiremos el que nos resulte más atractivo e interesante y que pueda serlo también para los compañeros. Elegido el tema debemos delimitar bien el campo que nos proponemos abarcar. Si el tema es excesivamente amplio, debemos concretarlo, eligiendo sólo una parte o un aspecto. "La contaminación atmosférica" puede resultar muy amplio; si nos limitamos a "La lluvia ácida" o "El efecto invernadero", habremos definido un campo de trabajo más abarcable.
2) Recogida de información. Decidido el tema, establecemos nuestro plan de trabajo, que puede incluir:
· Consultas en bibliotecas, archivos, hemerotecas,...
· Entrevistas a personas conocedoras del tema.
· Realización de encuestas o experimentos.
· Observación de fenómenos naturales o acontecimientos sociales.
Al comenzar la recogida de información debemos adoptar algunas precauciones. Si consultamos libros, revistas o periódicos, tomar nota del título, autor, fecha, página y lugar donde se encuentran por si tenemos que volver a consultarlos. Anotar el nombre de nuestros entrevistados, la fecha y lugar de nuestras observaciones,...
Anotar sólo aquello que cae dentro del tema que trabajamos: no "irnos por las ramas", pero tampoco dejar atrás ningún dato importante.
Mediada la fase de recogida de información puede suceder que nos demos cuenta de que el tema elegido sigue siendo muy amplio o demasiado concreto, o que un aspecto de él resulta especialmente interesante. Esto nos puede llevar a reajustar nuestro campo de trabajo, desechando algunos aspectos o abarcando otros nuevos.
La forma de recoger la información también debe tenerse en cuenta. Si partimos de un esquema bien estructurado, podemos utilizar fichas, en caso contrario, un cuaderno, simples folios o , fotocopias, etc.
3) Ordenación de la información recogida. Cuando consideremos que tenemos ya información suficiente debemos ordenarla por secciones o apartados. Es el momento de buscar una estructura que cuadre bien con el material recogido. Puede tratarse de una sucesión de hechos a la que daremos un ordenamiento temporal. O bien adoptaremos el esquema: hipótesis, experiencia y conclusiones.
Ordenada la información habremos conseguido ya un esquema para la redacción de nuestro trabajo. Al valorar el esquema podemos encontrar que hemos dejado sin investigar o que tenemos poca información, sobre algún apartado importante. Debemos volver a la fase anterior para completar estas lagunas.
Observar si existe una buena conexión entre todos los apartados del esquema y no perder nunca de vista el objetivo inicial: ¿responde lo que ya tenemos a lo que nos propusimos hacer?
4) Redacción del trabajo en borrador. Con la información bien ordenada y un esquema claro y coherente, podemos comenzar a redactar nuestro trabajo.
Calcular la extensión que queremos darle para describir con detalle cosas de menos importancia o limitarnos a lo fundamental. En el borrador pueden quedar espacios en blanco por si hay que completar algún aspecto. Debe aparecer ya la numeración de apartados y subapartados según el esquema que hayamos adoptado.
5) Redacción final. Frecuentemente, una mala presentación hace perder su valor a un buen trabajo. En cambio, una buena presentación mejora hasta los trabajos mediocres. Las prisas de última hora para entregar la tarea en la fecha exigida pueden ser la causa de este tropiezo final; no dejar las cosas para última hora es, pues, fundamental.
En cuanto a la presentación debemos cuidar:
· Que no haya errores ni tachaduras. Lo ideal es presentar el trabajo escrito a máquina o procesador de textos, por una sola cara del folio y a doble espacio, de forma clara y ordenada. Evitar siempre presentar un trabajo con "varias letras".
· Dejar márgenes y separaciones entre las distintas partes del trabajo.
· Destacar los titulares de cada apartado con distintos tipos de letras o de subrayado.
· Poner al trabajo una portada en la que conste: Título (con letras mayúsculas), datos personales del autor o de los autores, fecha y lugar de realización.
· Los folios pueden presentarse grapados o dentro de una cartulina que haga de portada. Lo mejor es una carpeta dossier.
En cuanto al contenido, en un trabajo no debe faltar:
1. Introducción: irá a continuación de la portada. En un folio o dos se explicará brevemente qué es lo que se ha hecho y por qué. Cómo se ha desarrollado el trabajo, los pasos que se han seguido, etc.
2. Contenidos: se debe dedicar un capítulo para cada idea o aspecto que se desee desarrollar.
3. Conclusiones: donde se expresen los resultados o aplicaciones del trabajo, así como la valoración personal de todo lo investigado.
4. Índice: que debe coincidir con el esquema del trabajo, indicando la página donde comienza cada parte. Se puede colocar al principio o al final del trabajo.
5. Bibliografía o Documentación: al final del trabajo se colocan, ordenados alfabéticamente, todos los libros, revistas o documentos consultados con expresión del autor, título, editorial, ciudad y año de publicación (Ejemplo: MARTINEZ, M. Técnicas de trabajo intelectual. Editorial Aljibe, Málaga, 1.992.
6. Apéndice: se presenta documentación complementaria que ilustre el trabajo, como: planos, tablas, fotocopias, etc.